jueves, 24 de febrero de 2011

Un día muy especial para no olvidar

El día de Internacional de la Mujer, precisamente, fue ese día bien temprano, las 7.00 horas de la mañana cuando soplaba un viento terrible que acabó más tarde por arrancarme el paraguas y mandarlo directamente a la papelera de la entrada de mi trabajo. Aquel viento prometía un día especial.




Más tarde, a eso de las 11.00 horas me comentan que es el día sin IVA de un comercio muy conocido, y lo tuve claro, era el día para comprarme el portátil.


A partir de esa hora empezaron los comentarios sobre los primeros copos de nieve, pero estando a unos siete metros sobre el mar y haciendo muchos años que no nevaba, dudaba de que pudiese cuajar. Seguí con mi trabajo, atento de vez en cuando a las ventanas y horas después empecé a creerme que tal vez esta vez si sería un día muy especial. Rompo paraguas, me viene la idea del portátil y la nieve parece que va cuajando.



Llamo a mi madre y la felicito por el día de la Mujer, la más trabajadora, luchadora que conozco. Pasan las horas y de la alegría de ver los copos de nieve a pensar cómo voy a salir de allí al mediodía, sin paraguas y con la obsesión del portátil. Me prestan un paraguas un excelente compañero del hospital. Salgo corriendo, la nieve se acumulaba en el lateral de la Gran Vía de l'Hospitalet de Llobregat, fuerte viento y frágil paraguas, mal augurio. Son las 15.30 horas y ya tengo mi portátil, vuelvo de nuevo hasta el lateral de la Gran Vía para coger un autobús, pero el paraguas desaparece y sale parte de él volando. Otro a la basura y la nieve no cesaba, ni el frío, y menos el viento. ¿ Autobuses ? Hacían horas que tal vez por allí no había pasado ninguno. Me congelo, agarro el portátil con fuerza y miro al horizonte. Pasa un autobús interurbano desde Vilanova. Me ve y se detiene, me dice que me suba, y me quedo perplejo. No tenía allí parada, no tenía por qué detenerse y menos llevarme hasta mi destino. No dejo de darle las gracias y los dos nos asombramos de la cantidad de nieve que hay y la velocidad tan lenta a la que tiene que circular.



Al fín en mi casa. Sin duda iba a ser un día muy especial. Para los que crean que el número 13 da mala suerte, os diré que ese era mi decimo tercer día en mi piso nuevo!! Mi prima me recibe sorprendida de lo que observa por la terraza. Toda una fotógrafa que no para de hacer fotos, me uno a ella. El comer...ese día daba igual, hacia muchos, muchos años que no veía de nevar así. Piso nuevo, zona nueva, convivencia y magnífico día de nieve, al menos para mí.





Estampas de colpaso del tráfico, compañeros/as que normalmente en veinte minutos están en casa yendo en coche, tardan cinco o seis horas en llegar. Siendo egoísta, ese para mí fue el día más especial que había vivido en mucho tiempo y el principio de una nueva etapa en mi vida marcada por el día Internacional de la Mujer y por la ya famosa nevada del día 8 de marzo de 2010.

3 comentarios:

  1. Un relato de frío invierno que invita al recogimiento, al recuerdo y al sosiego. Y una lección para que aprendamos a guardarnos las prisas y a ser conscientes de que en esta tierra no governamos.

    ¡Salud!

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  2. Cuanta razón tienes Jones....la naturaleza nos da lecciones pero parece que nos negamos a abrir los ojos. Vamos en un barco pero no podemos decidir nuestro destino.

    Vitalidad Jones!

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  3. Reflexión sobre nuestra fragilidad ante un simple cambio en el viento.

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